Seguro que con este título, a más de uno se le ha venido a la cabeza su ciudad preferida...Y muchos también coincidirán conmigo, que el puesto número 1 es: NUEVA YORK.
Quizás muchos estaréis en desacuerdo conmigo porque penséis en Londres, Madrid, Barcelona...pero para mí, sin duda alguna: NYC.
Para quien haya estado, sobran las palabras, y para quien aún no lo haya hecho, que se ponga en contacto conmigo, y le hago precio, jajaja...¡¡¡ cómo es posible que aún no conozcas Nueva York!!!
Es alucinante lo cómodo que te sientes allí, desde el minuto uno. Todo te suena de las películas, y es súper fácil orientarse porque solo hay calles y avenidas. Las Calles son de Norte a Sur y las avenidas de Este a Oeste. De tal forma que si te dicen que un lugar está en la 38 con la 8ª avenida, y tú estás en la 22 St. Con la 3ª Av, ya sabes que primero tienes que subir hasta la calle 38 y luego girar a la izquierda en busca de la 8ª avenida.
Piensas lo que quieres preguntar , lo intentas traducir al inglés...y después de practicar internamente la pronunciación, te lanzas a preguntarle a algún neoyorkino en inglés “¿en qué parada de metro está el Yankee Stadium?”...y en vista de tu pronunciación te contesta: “Hablo español” … ¡Biennnnn! ¡Ufff, menos mal! ¿Cómo lo has notado? Jijiji...
Allí es muy fácil tanto moverse como comunicarse. Están muy acostumbrados a todo tipo de personas y eso se nota. La acogida suele ser un punto fuerte y nosotros agradecemos esa calidez.
Recuerdo cuando fui con mis padres y ellos se liaban con Central Park y Times Square. Y es que son tantos los lugares que resultan familiares, que es imposible aprenderse las zonas y los barrios a la primera.
Fuimos a la excursión de Contrastes de Nueva York, que recomiendo al 200%. Es ahí donde se palpa el verdadero ambiente neoyorkino. Se visita el barrio de Harlem, inicialmente el barrio afroamericano por excelencia, que está mejorando considerablemente su fama, hacia un barrio seguro y con interés de cara a los turistas, con sus famosas misas Gospel. No te pierdas visitar una.
Bronx, donde se puede ver el ambiente hostil de algunas calles, tan sólo transitadas por los locales o los que tienen cuentas pendientes. Zapatillas colgadas de los alumbrados, graffittis del “Pum” en su honor, que se renuevan cada año, ventanas tapiadas, edificios en rehabilitación.
Queens, sin embargo, es donde reside la clase media-alta. Grandiosas casas individuales, sin vallado con sus todo-terreno aparcados en la puerta. En Navidad hay concursos entre los vecinos, para ver quien es el que decora más su jardín. Algunos son verdaderas horteradas, pero a los turistas nos mola.
Brooklin donde después de haber visitado los anteriores barrios, pone la guinda al pastel. Francamente es el barrio que más impacto me produjo. Judios ortodoxos poblan sus calles. Quizás sea la comunidad Judía ortodoxa más grande fuera de Israel. Viviendo en una austeridad, que nada tiene que ver con lo ostentoso que hay a penas a 2 kilómetros de distancia y tan sólo separado por el East River. Cuando me contaban su estilo de vida y su forma de verla, aluciné.
Staten Island, aunque aquí no fuí, porque tan sólo visité Ellis Island para ver más de cerca la Estatua de la Libertad. La verdad, es que pese a ser un claro emblema de Nueva York, no le presté demasiada atención.
Sólo espero, poder volver algún día, y seguir disfrutando de ella como mis primeras veces. Es alucinante ver cómo ciudades te atrapan, hasta el punto de que repetir, es un regalo.
Nueva York... is waiting for me!
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