Recuerdo, que la típica dieta del endocríno, me aburría solemnemente. A penas notaba nada, y me horrorizaba pesar los gramos de arroz, los gramos de verdura, etc.. pero reconozco que será la eternamente, más sana. También yo tenía por entonces 13 años, y claro, yo pensaba en otras cosas.
Hice también la “guarreria” de tomar Sirope de Arce. ¡Eso estaba asqueroso! Y encima pensar que debía de mezclarlo con agua, y hacer que hubiera así más cantidad y beberlo todo el rato...Vamos, digo que hice...por decir, porque no lo tomé más que un día.
En vista de que lo que se llevaban eran los batiditos y las barritas, pues me decanté por Biomanán. Eso lo llevaba algo mejor, pero nada. Estaba malo y no salía del batido de chocolate. Sólo me faltó mojarle galletas porque yo con eso, y a esa edad, no me saciaba con un batido por la noche.
La que más efectos secundarios me causó, fue una dieta que hice en una clínica de Alcalá, tomando “pastillas”. Las pastillas me calmaban el hambre, y tanto tanto me calmaban, que andaba sonámbula por la vida. Dormía cerca de 16-18 horas al día (lo reglamentario en la noche y luego siestas de 4-6 horas. Estaba con un sueño feroz. Así logré adelgazar unos 5 kilos...y como ya me iba viendo mejor, lo dejé...y ¡ZAS! Efecto rebote...engordé 10 kilos. Yo creo que mi cuerpo quería recuperar el tiempo perdido.
Aburrida ya de todo, decidí dejar de dietas por un tiempo, por lo que afiancé la ganancia.
Después de un largo tiempo, me decanté por la Acupuntura con una dieta disociada. La verdad es que esta dieta, la llevaba bastante bien porque no tenía que pesar ni medir nada. Que me ponían para comer “ternera” pues como si me como una vaca entera. Sin aceite, por supuesto, podía comer la cantidad que quisiera. Me daban a elegir dentro de la misma categoría de alimentos para “no mezclar”. En realidad, no tengo mucho en contra de esta dieta, creo que para periodos cortos en el tiempo, es llevadera y no está mal, aunque te priva de lo típico...Nada de pastas ni legumbres, etc.. Lo peor de esta dieta, es que al darte vía libre con los alimentos permitidos, debido a la compulsividad del cerebro, y de lo que uno cree que es sensación de hambre, comes más de lo que realmente necesitas, y al final, haces más grande el estómago. Adelgacé un tiempo , pero al no llegar a terminar la dieta, y llegar al mantenimiento, fui cogiendo peso en no mucho tiempo.
Luego ya vendría la crème-de-la-crème! Fui a una doctora, que me explicó que el cuerpo es como en aquel entonces, el anuncio de Font Vella, donde se veía un vaso con agua y aceite, y echando más agua, desbordaban el vaso y el aceite rebosaba hasta salir. Bien, pues yo lo que tenía que hacer era comer mucha grasa y mucho líquido. Podía comer embutidos, helados, cortezas de cerdo... Bueno, mis amigos, cuando quedé una tarde con ellos, dijeron de tomar algo, y les dije.: “Yo me compro cosas a parte, que estoy a dieta” y vieron que me tomaba “cortezas de cerdo con coke light” no daban crédito... (Bueno, al menos nos echamos unas risas). Yo ahora, tampoco doy crédito.
Después de esta insensatez, llegó el paso a una barbaridad...o temeridad. Para mí, la mayor barbaridad en cuanto a dieta se refiere. Como única ventaja es la pérdida súper rápida de peso. He tenido personas a mi alrededor que perdieron en el primer mes 10 – 12 kilos. Estaba claro, a base de sobres de proteinas y pastillas multivitamínicas para compensar la carencia de estos, se ingerían unas 600 kcal diárias cuando el gasto está en torno a las 1200 kcal (incluso más, porque todas las dietas de endocrinos son de 1200 kcal y comiendo eso, se adelgaza). Lo que hace el cuerpo, al tan sólo recibir determinados tipos de verduras y proteínas, es entrar en estado de cetósis. Tu cuerpo comienza a producir cuerpos cetónicos, que inhiben la sensación de hambre. Como contrapartida, comienzas a tener sequedad y pastosidad en la boca, mal aliento, dolores de cabeza y sensación de cansancio (esto último más bien provocado por la poca ingesta calórica). No podías tomar nada de líquido que no fuera agua, porque incluso mucha coca-cola light o zero, podrían sacarte de cetósis y querer morirte de hambre al desinhibir la sensación. Así durante 3 meses, hasta que poco a poco, en una de las comidas...sustituyes los sobres por proteína animal o vegetal, pero ya de forma natural. Después de estar así unos cuantos meses, llegué a desarrollar de tal manera el sentido del gusto, que la lechuga sóla, recién lavada, me sabía a gloria. Era capaz de tomar una lechuga entera en cada comida. Yo por motivos familiares, con el fallecimiento de un ser querido, eché al traste este estado, y ya...decidí no seguir, porque había roto el buen camino y ya no había forma de volver a entrar. Intenté sustituir esos sobres de esa marca, por otra dieta muy similar, ya en farmacias. Seguí el mismo protocolo, pero sin llegar a sustituir todas las comidas por sobres, porque era un sacrificio tremendo. Eso sin contar todos los daños colaterales que sufrí debido a lo estricta que era. La bulimia acecha. Cualquier desliz, suponía un cargo de conciencia tremendo, y no podía consentir que ocurriese, no podía echar a perder 4 dias de sacrificio por un desliz, así que ...la vía rápida y fácil...¿cuál es? Pues la más perjudicial para el organismo
Entremedias de este jugueteo tonto de sobres, de casi dos años, llegó el fenómeno Dukan. Me compré el libro, y la hice también siguiendo sus pautas. Y además, sabía que ya esa era la definitiva, porque este señor ya me lo decía en su libro. Para mí era una variante de las dos anteriores...Mucha proteína, y totalmente prohibidas las legumbres, pastas, etc. Eso sí, aquel fenómeno pisó tan fuerte, que todos los dukanianos, dejamos los herbolarios y grandes superficies, sin dotaciones de Salvado de trigo y de avena. Con estos salvados, ¡podías hacer de todo! Desde bizcochos (que están francamente buenos, o digamos aceptables) hasta hamburguesas, valía para mezclarlos con yogurth, etc...
Y justo cuando ya estaba aburrida de esta dieta también, de todas, de no llevar una vida normal...Llegó el batacazo sentimental. Justo el día de mi cumpleaños...inolvidable y memorable. El punto de inflexión en mi vida “dietil”. Jamás pensé que me daría por dejar de comer. Tenía muchos frentes abiertos, y cuando había tenído altibajos, siempre me daba por comer...pero esta vez era diferente, y reaccioné justo de forma opuesta. Comía porque mi madre me obligaba, y todo era comida a la plancha y sana. Muy muy poca cantidad, porque en realidad yo no quería comer. A penas podía dormir con taquicardias, hasta que poco a poco, fue superándose. Cuando me quise dar cuenta, en dos meses habría perdido 6 kilos. Quizás en peso, parezcan pocos, pero en volumen lo noté muchísimo. Fui recuperando el sueño, y poco a poco la sonrisa, aunque aún parecía una montaña rusa.
Después, otro mes más tarde, encontré mi motivación para empezar desde cero, para buscar la felicidad que tanto había buscado...para saber como era y mirarla a los ojos.
Lo único que hice, tras seguir perdiendo aprovechando la pérdida de apetito, era procurar seguir así, para llegar a un objetivo que toda la vida había querido. Estar bien con mi cuerpo. Ya había perdido desde mi peso máximo 19 kilos.
Tras en dos años, haber recuperado 5 kilos (supongo que 1,5kg – 2 kg serán de músculo al comenzar a hacer deporte) , estoy dispuesta a poner freno, a llevar una vida sana, con dieta equilibrada y ejercicio. Me siento súper bien, como nunca. Puedo ponerme ropa de tiendas normales sin tener que irme a la sección de señora. Me siento ágil. No me siento tan incómoda al sentarme o por llevar ropa ajustada. Es una sensación cuanto menos, “libertaria”.
Me encantaría que me acompañaras, en la consecución de mi objetivo, perder otros 8 kilos. Sé que necesitaré ayuda a parte de mi esfuerzo, y mi perseverancia ¿te apuntas?
¡Nos vemos por aquí!