Siempre he tenido kilos de más. Lo he intentado todo, desde el típico control médico a los 12-13 años con el endocrino, hasta dietas proteicas, a base de batidos, lechuga y medio kilo de pastillas diarias (ahora miro hacia atrás, y no sé ni como lo pude sostener en el tiempo, y mucho peor aún, como pude someter a mi cuerpo a tal castigo).
Supongo que más por suerte, que por desgracia, mi situación sentimental sufrió un cambio en Agosto del 2011…y fué en ese preciso instante, cuando sin ni siquiera estar pensando en la comida, comencé a adelgazar. Antes de contaros el final, creo que debería profundizar un poco más en todo lo que aquello conllevaba.
Yo pese a tener casi 20 kilos de más, sabía que estaba gorda, pero “no te ves en el espejo”. Procuras mirarte sólo de determinada postura, o en tu lado preferido. Aún así, yo sólo con el tiempo y en fotografías, me he dado cuenta de cómo estaba. Creo firmemente, que cualquier trastorno alimentario que no conlleve un desorden hormonal o cualquier otro problema latente médico (tipo tiroides…), es en realidad un problema de nuestra “azotea”. La cabeza es la que nos limita, para poder hacer cualquier cosa, y también es la que nos mete en el problema de la obesidad. Yo, en mi caso particular, he podido comprobar que a raíz de liberarme sentimentalmente de un “problema”, he dejado atrás, problemas de vértigos (sin causa conocida) y ansiedad nocturna con bulimia. La verdad, si hace 5 años, me hubieran dicho que todos esos problemas de salud, era por no afrontar una situación sentimental, jamás lo hubiera creído…Hubiera dicho “¿qué tendrá eso que ver?” ¡Pues mucho!
Para estar bien por fuera, tienes que estar en armonía por dentro.
Si hay situaciones que te preocupan, o campos en tu vida sin atender (sea por miedos o dejadez), es muy probable que tu propia cabeza resuelva ese conflicto “comiendo”. Porque comer, produce un placer inmediato e instantáneo, que es lo que buscamos cuando pensamos en ese problema al que no queremos hacer frente. Aunque luego vengan los lamentos y los sentimientos de culpabilidad, sólo pensamos en el placer inmediato para contrarrestar el malestar de esa situación. Dos malos VS uno bueno… Dos sentimientos negativos VS uno de placer…
La verdad, yo tuve un golpe de suerte, si a tener que pasarlo mal sentimentalmente se le puede llamar así. Mientras intentaba sobrellevar el estacazo, por contrapartida, comenzaba a verme mejor físicamente, y ya sólo me quedaba analizar la situación. Llegué a perder 17 kilos, sin hacer “NADA”. Cuando digo NADA, me refiero a estar acostumbrada a hacer dieta…de repente, tan sólo comía normal ¡qué pasada!. Lo que hice, cuando empecé a ser consciente de ello y por miedo a engordar (miedo que aún tengo, y que creo que nunca me quitaré) tan sólo puse cuidado en mi alimentación.
Supongo que más por suerte, que por desgracia, mi situación sentimental sufrió un cambio en Agosto del 2011…y fué en ese preciso instante, cuando sin ni siquiera estar pensando en la comida, comencé a adelgazar. Antes de contaros el final, creo que debería profundizar un poco más en todo lo que aquello conllevaba.
Yo pese a tener casi 20 kilos de más, sabía que estaba gorda, pero “no te ves en el espejo”. Procuras mirarte sólo de determinada postura, o en tu lado preferido. Aún así, yo sólo con el tiempo y en fotografías, me he dado cuenta de cómo estaba. Creo firmemente, que cualquier trastorno alimentario que no conlleve un desorden hormonal o cualquier otro problema latente médico (tipo tiroides…), es en realidad un problema de nuestra “azotea”. La cabeza es la que nos limita, para poder hacer cualquier cosa, y también es la que nos mete en el problema de la obesidad. Yo, en mi caso particular, he podido comprobar que a raíz de liberarme sentimentalmente de un “problema”, he dejado atrás, problemas de vértigos (sin causa conocida) y ansiedad nocturna con bulimia. La verdad, si hace 5 años, me hubieran dicho que todos esos problemas de salud, era por no afrontar una situación sentimental, jamás lo hubiera creído…Hubiera dicho “¿qué tendrá eso que ver?” ¡Pues mucho!
Para estar bien por fuera, tienes que estar en armonía por dentro.
Si hay situaciones que te preocupan, o campos en tu vida sin atender (sea por miedos o dejadez), es muy probable que tu propia cabeza resuelva ese conflicto “comiendo”. Porque comer, produce un placer inmediato e instantáneo, que es lo que buscamos cuando pensamos en ese problema al que no queremos hacer frente. Aunque luego vengan los lamentos y los sentimientos de culpabilidad, sólo pensamos en el placer inmediato para contrarrestar el malestar de esa situación. Dos malos VS uno bueno… Dos sentimientos negativos VS uno de placer…
La verdad, yo tuve un golpe de suerte, si a tener que pasarlo mal sentimentalmente se le puede llamar así. Mientras intentaba sobrellevar el estacazo, por contrapartida, comenzaba a verme mejor físicamente, y ya sólo me quedaba analizar la situación. Llegué a perder 17 kilos, sin hacer “NADA”. Cuando digo NADA, me refiero a estar acostumbrada a hacer dieta…de repente, tan sólo comía normal ¡qué pasada!. Lo que hice, cuando empecé a ser consciente de ello y por miedo a engordar (miedo que aún tengo, y que creo que nunca me quitaré) tan sólo puse cuidado en mi alimentación.
A día de hoy, he engordado con respecto al peso mínimo después del palo, pero me siento bien. Quizás quiero quitarme 10 kilos más aún, pero eso ya será otra batalla, que juntos vamos a librar.
¡BIENVENIDOS A MI BLOG!
No sólo hablaré de vida sana, por la que cada vez estoy más interesada (y además con esto de escribir en el blog, quiero hacerlo más presente si cabe en mi día a día). Hablaré también de viajes, que es mi punto débil, música, fotografía, y de cotidianidades del día a día de una mujer.
Espero que os guste. ¡A descansar!
¡BIENVENIDOS A MI BLOG!
No sólo hablaré de vida sana, por la que cada vez estoy más interesada (y además con esto de escribir en el blog, quiero hacerlo más presente si cabe en mi día a día). Hablaré también de viajes, que es mi punto débil, música, fotografía, y de cotidianidades del día a día de una mujer.
Espero que os guste. ¡A descansar!