¡¡Hola, holaaa!!
Siento la tardanza, pero he estado liadísima con el peque, el trabajo, y un sin fín de cosas personales que por una cosa u otra, no podía dejar para otro momento.
Ahora que parece que la situación se ha normalizado, vuelvo con ganas para contaos (aún no es Octubre para que la RAE me deje poner -contaros- jejeje) los viajecitos que he hecho con mi peque, por si os sirve de ayuda, o aunque sea, sólo os quite el miedo a viajar con bebés.
Conozco muchas personas que me decían que cuando tienes un bebé, te cambia la vida, y entre otras cosas dejas de viajar porque no puedes… ¡¡ MEEEECCCCC, ERROR!!
Discrepo rotundamente. Con un bebé puedes viajar, perfectamente. Cierto es que viajas diferente. No puedes planificar con la misma intensidad cada día que antes, porque obviamente, dependes de sus horarios de comida y descanso...pero eso no quiere decir que te quedes en casa hasta que cumpla 18.
Bueno, un año y pico más tarde, os voy a contar mi experiencia con un bebé de a penas 3 meses a Tenerife, en Junio-Julio de 2016.
NUESTRO VIAJE A TENERIFE 2016
Tenerife ya lo conocía, pero tenía una superoferta entre manos, y allá que fuimos, aprovechando que mis hombrecitos no lo conocían.
Estábamos alojados en el Puerto de la Cruz, la zona norte de la isla. Me gusta muchísimo más el Puerto de la Cruz que la zona Sur. El Puerto, es un turismo más nacional, y si a eso le sumamos que generalmente “goza” de menos rayos de sol por la Panza de burro (en el Valle de la Orotava), pues mejor. Mi pareja es algo parecido a Edward Cullen, y odia los rayos de sol, así que aprovechando que iba con el bebé y tampoco quería con sólo 3 meses tener que bañarle en litros de protector solar, opté por el norte.
Se estaba fantásticamente bien. Una media de 25-28 grados durante el día y por la noche a 20-22 grados, lo hacian perfecto. Yo dormía arropadita tan a gusto con mi sábana.
Teníamos un coche de alquiler, y como mi bebé tenía 3 meses, aprovechamos la Maxi Cosi para llevarla de silla en el coche, así que perfecto también.
Pero vaya, voy a empezar por el principio.
Ya es llegar al aeropuerto y todo son ventajas. Te ven con el bebé y un carrito, y ya para pasar el control vas por otro acceso que no suele haber tanta gente. Lo pasas rápido. Una ventaja de la lactancia materna es que al llevar la comida del bebé junto con el airbag (jajaja), no tienen que pasarlo por ningún escáner, ni sacarlo en bolsas con envases de no más de 100ml...
Llegas a la puerta de embarque, y vuelves a tener prioridad de embarque...así que mientras la gente se pega por saber quién iba primero en la fila, tú te levantas de la silla y pasas directamente. Tienes todo el avión para tí para pasar, y te acomodas tranquilamente.
Una vez dentro del avión, te dan el cinturón de seguridad del bebé y te explican cómo actuar en caso de emergencia. Perfecto. Había leído en algún sitio que en el despegue y aterrizaje, para evitar que el niño llorase (probablemente por molestia de diferencia de presión en los oídos) que lo mejor era darle de mamar al bebé para que con la succión no se le entaponaran los oiditos. Y así lo hice. Fue genial, porque justo al poco de despegar, con el pecho, se quedó fritito las 3 horas de vuelo… así que justo se despertó unos 20 minutos antes de despegar...¿y qué hice? ¡Pues lo mismo! Así que todas las azafatas quedaron maravilladas de lo bueno que había sido, porque no se le escuchó en todo el vuelo. Yo no podía estar más contenta.
Una vez cogimos el coche de alquiler, fuimos al hotel. Le estuve enseñando la zona a papá, y quedó maravillado de que estuviera “nubladito”, así que todos contentos. Fuimos a comer por ahí, y mientras tanto hicimos una previsión de lo que haríamos los días siguientes.
Los días siguientes, como madrugábamos mucho por el bebé, pues aprovechábamos a ponernos en faéna pronto, y así llegábamos a todos los sitios sin tanta masificación. Así que ahí tenéis ya otro punto a favor.
Subimos al Teide. Nos estuvimos haciendo fotos con el peque, y disfrutando de un paisaje volcánico extraordinario. Aquí me dió un pequeño susto, porque el niño acababa de comer, y vomitó en el coche. Paramos rápido, le cogí, y se quedó como adormilado. Me asusté porque pensé que la diferencia de presión, le podría estar afectando. Así que como ya fue al final de todo, bajamos rápido.
Visitamos Masca, que es el “Machu Pichu” tinerfeño. Me gustó mucho, lo que pasa es que menudas curvas (aunque las que peor recuerdo, son las de Palma de Mallorca para evitar el peaje y visitar Valldemossa...madredelamorhermoso, jijiji), pero merecen la pena las vistas !!!.
Un lugar que os recomiendo y que no es muy visitado por el turista (porque generalmente van a ver el Teide, algunos pueblos más, y centran su turismo en las playas…) es el Valle de Anaga. Es increible, ¡qué frondosidad de valle!. Me gustó muchísimo. No pude disfrutarlo como quería porque hizo mal tiempo (queríamos hacer senderismo con el nene), pero en su defecto, bajamos a la zona costera y estuvimos visitando la Playa de Benijo, preciosa. Muy fotográfica. Y luego estuvimos comiendo en un bar, tipo casa particular llamado CASA PACA...auténticos platos tinerfeños. Me gustó el rollo tan local y tan poco visitado. Éramos unos 8 comiendo. Estábamos prácticamente sólos por la zona.
Os recomiendo para cualquier viaje, si os gusta ver sin ataduras, que llevéis la mochila portabebés. Da igual la marca, mientras te sea cómoda. En nuestro caso utilizamos la Babyborjn y estábamos encantados por su ergonomía y adaptación. Mi bebé se sentía protegido y se dormía al instante.
El día que fuimos a la Punta de Teno, pasamos por Icod de los Vinos (y vimos el Draco Milenario) y un lugar que me encantó, fue Garachico y además de sus callejuelas, la zona de piscinas naturales me fascinó. No me bañé porque no ibamos preparados, pero me hubiera chiflado.
Otros lugares donde nos gustó mucho pasear fue San Cristobal de la Laguna, visitar los Acantilados de los Gigantes, la zona de Costa Adeje (aunque es lo que menos, porque estaba muy masificado y lleno de turistas, demasiado).
Como véis, estuvimos en Tenerife y vimos muchísimas cosas. Disfrutamos en familia de unas maravillosas vacaciones, estrenando nuestro título de papás y nada nos hacía más ilusión.
Todo cuanto a límites se refiere (que no sean económicos, y de sentido común :D ) están en la cabeza.
Puedes viajar, puedes salir a pasear, a cenar… de acuerdo que es de otra manera. Pero puedes hacerlo.
Disfruta de las pequeñas cosas.
Besos a todos.
Gracias por leerme.
Siento la tardanza, pero he estado liadísima con el peque, el trabajo, y un sin fín de cosas personales que por una cosa u otra, no podía dejar para otro momento.
Ahora que parece que la situación se ha normalizado, vuelvo con ganas para contaos (aún no es Octubre para que la RAE me deje poner -contaros- jejeje) los viajecitos que he hecho con mi peque, por si os sirve de ayuda, o aunque sea, sólo os quite el miedo a viajar con bebés.
Conozco muchas personas que me decían que cuando tienes un bebé, te cambia la vida, y entre otras cosas dejas de viajar porque no puedes… ¡¡ MEEEECCCCC, ERROR!!
Discrepo rotundamente. Con un bebé puedes viajar, perfectamente. Cierto es que viajas diferente. No puedes planificar con la misma intensidad cada día que antes, porque obviamente, dependes de sus horarios de comida y descanso...pero eso no quiere decir que te quedes en casa hasta que cumpla 18.
Bueno, un año y pico más tarde, os voy a contar mi experiencia con un bebé de a penas 3 meses a Tenerife, en Junio-Julio de 2016.
NUESTRO VIAJE A TENERIFE 2016
Tenerife ya lo conocía, pero tenía una superoferta entre manos, y allá que fuimos, aprovechando que mis hombrecitos no lo conocían.
Estábamos alojados en el Puerto de la Cruz, la zona norte de la isla. Me gusta muchísimo más el Puerto de la Cruz que la zona Sur. El Puerto, es un turismo más nacional, y si a eso le sumamos que generalmente “goza” de menos rayos de sol por la Panza de burro (en el Valle de la Orotava), pues mejor. Mi pareja es algo parecido a Edward Cullen, y odia los rayos de sol, así que aprovechando que iba con el bebé y tampoco quería con sólo 3 meses tener que bañarle en litros de protector solar, opté por el norte.
Se estaba fantásticamente bien. Una media de 25-28 grados durante el día y por la noche a 20-22 grados, lo hacian perfecto. Yo dormía arropadita tan a gusto con mi sábana.
Teníamos un coche de alquiler, y como mi bebé tenía 3 meses, aprovechamos la Maxi Cosi para llevarla de silla en el coche, así que perfecto también.
Pero vaya, voy a empezar por el principio.
Ya es llegar al aeropuerto y todo son ventajas. Te ven con el bebé y un carrito, y ya para pasar el control vas por otro acceso que no suele haber tanta gente. Lo pasas rápido. Una ventaja de la lactancia materna es que al llevar la comida del bebé junto con el airbag (jajaja), no tienen que pasarlo por ningún escáner, ni sacarlo en bolsas con envases de no más de 100ml...
Llegas a la puerta de embarque, y vuelves a tener prioridad de embarque...así que mientras la gente se pega por saber quién iba primero en la fila, tú te levantas de la silla y pasas directamente. Tienes todo el avión para tí para pasar, y te acomodas tranquilamente.
Una vez dentro del avión, te dan el cinturón de seguridad del bebé y te explican cómo actuar en caso de emergencia. Perfecto. Había leído en algún sitio que en el despegue y aterrizaje, para evitar que el niño llorase (probablemente por molestia de diferencia de presión en los oídos) que lo mejor era darle de mamar al bebé para que con la succión no se le entaponaran los oiditos. Y así lo hice. Fue genial, porque justo al poco de despegar, con el pecho, se quedó fritito las 3 horas de vuelo… así que justo se despertó unos 20 minutos antes de despegar...¿y qué hice? ¡Pues lo mismo! Así que todas las azafatas quedaron maravilladas de lo bueno que había sido, porque no se le escuchó en todo el vuelo. Yo no podía estar más contenta.
Una vez cogimos el coche de alquiler, fuimos al hotel. Le estuve enseñando la zona a papá, y quedó maravillado de que estuviera “nubladito”, así que todos contentos. Fuimos a comer por ahí, y mientras tanto hicimos una previsión de lo que haríamos los días siguientes.
Los días siguientes, como madrugábamos mucho por el bebé, pues aprovechábamos a ponernos en faéna pronto, y así llegábamos a todos los sitios sin tanta masificación. Así que ahí tenéis ya otro punto a favor.
Subimos al Teide. Nos estuvimos haciendo fotos con el peque, y disfrutando de un paisaje volcánico extraordinario. Aquí me dió un pequeño susto, porque el niño acababa de comer, y vomitó en el coche. Paramos rápido, le cogí, y se quedó como adormilado. Me asusté porque pensé que la diferencia de presión, le podría estar afectando. Así que como ya fue al final de todo, bajamos rápido.
Visitamos Masca, que es el “Machu Pichu” tinerfeño. Me gustó mucho, lo que pasa es que menudas curvas (aunque las que peor recuerdo, son las de Palma de Mallorca para evitar el peaje y visitar Valldemossa...madredelamorhermoso, jijiji), pero merecen la pena las vistas !!!.
Un lugar que os recomiendo y que no es muy visitado por el turista (porque generalmente van a ver el Teide, algunos pueblos más, y centran su turismo en las playas…) es el Valle de Anaga. Es increible, ¡qué frondosidad de valle!. Me gustó muchísimo. No pude disfrutarlo como quería porque hizo mal tiempo (queríamos hacer senderismo con el nene), pero en su defecto, bajamos a la zona costera y estuvimos visitando la Playa de Benijo, preciosa. Muy fotográfica. Y luego estuvimos comiendo en un bar, tipo casa particular llamado CASA PACA...auténticos platos tinerfeños. Me gustó el rollo tan local y tan poco visitado. Éramos unos 8 comiendo. Estábamos prácticamente sólos por la zona.
Os recomiendo para cualquier viaje, si os gusta ver sin ataduras, que llevéis la mochila portabebés. Da igual la marca, mientras te sea cómoda. En nuestro caso utilizamos la Babyborjn y estábamos encantados por su ergonomía y adaptación. Mi bebé se sentía protegido y se dormía al instante.
El día que fuimos a la Punta de Teno, pasamos por Icod de los Vinos (y vimos el Draco Milenario) y un lugar que me encantó, fue Garachico y además de sus callejuelas, la zona de piscinas naturales me fascinó. No me bañé porque no ibamos preparados, pero me hubiera chiflado.
Otros lugares donde nos gustó mucho pasear fue San Cristobal de la Laguna, visitar los Acantilados de los Gigantes, la zona de Costa Adeje (aunque es lo que menos, porque estaba muy masificado y lleno de turistas, demasiado).
Como véis, estuvimos en Tenerife y vimos muchísimas cosas. Disfrutamos en familia de unas maravillosas vacaciones, estrenando nuestro título de papás y nada nos hacía más ilusión.
Todo cuanto a límites se refiere (que no sean económicos, y de sentido común :D ) están en la cabeza.
Puedes viajar, puedes salir a pasear, a cenar… de acuerdo que es de otra manera. Pero puedes hacerlo.
Disfruta de las pequeñas cosas.
Besos a todos.
Gracias por leerme.